Testimonio Matrimonial

Testimonio Matrimonial
  • Matrimonio Feliz

Nuestros primeros años de casados parecían la continuación de aquellos cuentos que terminan diciendo “y fueron felices para siempre”. Teníamos materialmente más de lo que podíamos desear. Inés soñaba con hijos que comieran de todo y Juan Diego (el primero de nuestros 4 hijos) requería de todo un presupuesto para su alimentación. Yo soñaba con trabajar cada vez menos como ingeniero y alcanzar mi sueño de ejercer la música como profesión. Teníamos nuestra comunidad de parejas, evangelizábamos en diferentes lugares predicando y cantando, estábamos seguros de que nuestra fe no se enfriaría nunca.

Para alcanzar mi sueño de músico me plantee hacer que la constructora que tenía sea muy próspera de manera que ello me sostuviere, además Inés y yo desde los 18 años de edad queríamos ser misioneros, evangelizar a tiempo completo y pensaba que con una constructora grande nuestro futuro estaría asegurado para evangelizar por doquier.

 

  • Desobediencia Y Desacuerdos

Cuando el monto de mis diezmos creció empecé a dar la mitad y después hasta me olvidaba de hacerlo. Por otro lado mi corazón se llenó de soberbia, todo el éxito que tenía lo atribuía principalmente a mis capacidades, pensaba incluso que yo era superior a los demás por mis conocimientos, dones y por tener materialmente más que otros. Miraba con un secreto desprecio a los que tenían autos antiguos o baratos y más aún a los que se movilizaban en transporte público. Lo que empecé a hacer con el dinero fue satisfacer placeres, ahora comprendo que todo esto lo hice por mis complejos de inferioridad y las heridas de mi niñez qué aún Jesús no había tocado.

El sueño de ser un músico evangelizador empezaba a acercarse, ya tenía materialmente lo que necesitaba para empezar a hacerlo pero Inés pensaba diferente, ella veía que era el momento de asegurar el futuro de nuestros hijos trabajando más y se oponía a que dedique tiempo a la composición.

Empezaron las discusiones sobre nuestras metas y no nos poníamos de acuerdo, yo le gritaba: “… cuando no tengo plata no puedo ser músico y ahora que la tengo tampoco¡¡¡”. Empecé a sentirme frustrado y decepcionado.

 

  • Crisis Económica

Mi hermoso Perú había salido de un prolongado período de crisis económica, lamentablemente la corrupción de algunos políticos hecho abajo la economía nuevamente. Esta vez a diferencia de otras veces la crisis de nuestro país nos afectó y nos quedamos sin obras por construir, en un año gastamos nuestro ahorros, despedí al personal, vendí maquinarias y nos fuimos a vivir al sótano del terreno que habíamos empezado a construir. Atrás quedó la casa bonita y grande que alquilábamos, ahora bajo ese nuevo techo no habían puertas ni ventanas, ni pisos. Mi segunda hijita Marinés nació a los pocos meses de habernos mudado.

Pensábamos que la nueva etapa de crisis económica duraría poco, tenía esperanza de surgir rápido, pero la crisis duró poco más de 2 años. Para pagar deudas nos quedamos sin autos, hubo días que no sabíamos que comer, nos empezábamos a echar la culpa del despilfarro que hicimos en el pasado, Inés sufría más que yo, ella nunca había pasado un momento de necesidad económica. Nuestros niños contrajeron asma y la situación se agravó más.

Empezaron a llegar órdenes de cobranza y embargo a diario, estábamos estresados mi matrimonio se venía a pique, todo eran llantos, gritos, insultos y peleas, con agresiones psicológicas y hasta físicas por parte de Inés, quien empezó a decir que lo mejor sería que nos separáramos. Yo tenía miedo de algún día responderle con un golpe y siempre le decía que si me iba de la casa jamás regresaría.

El diablo se encargó primero de hacerme creer que Dios me había abandonado pero yo me defendía con versículos bíblicos sobre el incondicional amor de Dios, así que la estrategia del enemigo fue acusarme por mi desgracia. El remordimiento se hacía más grande y en momentos de depresión empecé a ver pornografía tratando de llenar vacíos y cubrir el amor conyugal que ya no tenía, esto me hacía sentir más culpable aún.

Me pidieron una vez hacer los coros a la reconocida cantante católica Martha Reyes y en esa ocasión escuché de ella: “Si quieres ser un músico de Dios tu vida tiene que ser una ofrenda pura”. Esto me cuestionó mucho, mi vida ya no era una ofrenda pura, nadie sabía de mis problemas, así que me ponía máscaras para seguir predicando y cantando. No ser ofrenda pura me ponía más triste aún y me preguntaba: “¿podré cantar algún día para Dios? ¿saldré algún día de esto?”, sentía que jamás mi vida sería mejor y que las deudas eran impagables por lo grande que eran (más de $23,000 dólares americanos).

Por Inés empecé a sentir odio y los niños lloraban cuando nos escuchaban pelear, hasta que llegó el día en que acepté su petición de irme de la casa.

 

  • Huir al Desierto

La primera noche fuera de casa la pasé sólo en un hostal, al día siguiente fui a una casa de retiro, donde pedí descuento porque no iba a tomar alimento alguno, había decidido ayunar hasta que Dios me dijera qué hacer.

Entré a mi habitación y por horas intenté escuchar a Dios sin obtener resultado, de pronto me di cuenta por gracia de Dios de que el problema no era que Dios estuviese callado sino que yo no podía escucharle porque estaba condicionando su respuesta. Yo quería que Dios me dijera: “hijo mío, te devolveré tu estatus, prestigio, autos y tarjetas de crédito, olvídate de esa mujer y empieza de nuevo”.

Pero Dios tuvo misericordia de mi, clamé llorando: “Señor cambia mi corazón, perdóname, pequé contra ti, me arrepiento, lo que me pidas hacer lo haré Señor, yo no quería ser infeliz, no me casé para separarme, te fui infiel y ahora mis hijos sufren, no encuentro trabajo y estoy a punto de divorciarme, ayúdame Señor, ten misericordia de mi, ya no puedo más …”. Cuando paré de gritar el ambiente de mi cuarto cambió y Dios me habló, me dijo: “Lo que yo he unido no lo separé el hombre, vuelve a tu casa y ama a tu esposa”, le dije: “pero Señor, mira la esposa que tengo, no para de gritar y llorar todo el día, me insulta y no me respeta”, a lo que Él dijo: “¿por qué te fijas en la paja del ojo ajeno? Quítate el tronco que tienes en el ojo primero para poder ver los problemas de tu esposa, a ella yo la amo. Si te conviertes tu familia se salvará”, y le contesté: “esta bien Señor, volveré a casa ¿qué debo de hacer si me ataca?”, y Jesús me contestó: “Déjame que yo te defienda, sólo ámala incondicionalmente, ora, ayuna, anda a Misa por ella y por tu conversión, si te conviertes tu familia se salvará”. Aproveché para volver a preguntar lo que en oración el Señor siempre me decía: “Señor, ¿es verdad que me llamas para servirte evangelizando a tiempo completo?”, Él me contestó con Isaías 49, 6 y añadió: “Sin tu esposa no harás nada”

 

  • “Es Mejor Volver A Casa”

“Es mejor volver a casa” es el título de la canción que compuse al llegar a casa y es parte de mi 1er CD “La Fuerza del Cielo”.

Al llegar a casa vi que las cosas estaban peor, sin sentir ganas de amar a Inés me decidí a hacerlo porque sabía que el amor era una decisión , Dios me lo ordenó, mis fuerzas no bastaban

 

Al llegar a casa me di con la sorpresa que Inés había dado el siguiente paso al odio, es decir, la indiferencia, pues ya ni siquiera me hablaba. Quería pedirle que me perdone pero no escuchaba y después de tanto insistir para conversar sólo me dijo que yo ya no le servía y que había decidido vivir sin mí. Aunque estaba triste la promesa de Dios era mi esperanza: si me convertía mi familia se iba a salvar (Hech 16, 31).

 

  • Reconversión

El Señor me dijo que debía vencer al mal a fuerza de bien, hice un análisis de todo lo que mi esposa me reprochaba así que la primera acción que tomé fue sacar el televisor del dormitorio. Por años la televisión reemplazó nuestros momentos de diálogo, en las noches Inés se sentía sola porque yo prefería el fútbol y las noticias. Lo siguiente que hice fue comprometerme en el cuidado de los niños, dándoles de comer, cambiando sus pañales, bañándolos y todo lo que no hacía antes porque pensaba que por pagar una empleada yo tenía derecho a descansar. Inés observaba todo esto en silencio hasta que un día me dijo: “no creas que por hacerte el santito las cosas se van a solucionar, igual no quiero saber nada de ti”. Esto me dolió mucho, mis fuerzas flaqueaban por lo que tuve que redoblar los ayunos a miércoles y viernes, además de la Misa diaria y el rezo del Santo Rosario. En oración el Señor me hizo ver que ese era un momento de gracia lo que me estaba pasando porque nunca había tenido la oportunidad de amar a alguien que no me amara, hasta ese entonces amaba a mi mamá porque me amaba, a mi padre, hermano, tíos, etc porque me amaban, pero nunca había amado a alguien que constantemente me dijera que me aborrecía. Recién pude comprender eso de “amar a los enemigos” si que era cosa seria.

Pasaron los meses e Inés comenzaba a hablarme más por asuntos administrativos del hogar, a veces con mis payasadas lograba arrancarle una sonrisa, mi conversión empezó a tener resultados. Confieso que cuando ella me gritaba en presencia de mis hijos y hasta en la calle tenía deseos de meterle un puñete en la cara, pero recordaba que Jesús me había dicho que Él me iba a defender, que yo no debía ni juzgarla ni responder a sus ofensas (Rom 12, 17-21). Para darme fuerzas a mi mismo con la ayuda del Espíritu Santo compuse la canción “Con Cristo nada tengo que temer” del CD “Liberados” cuya letra dice: Con Cristo nada tengo que temer pues cuento con la fuerza de su amor (2) Vencer al mal a fuerza de bien y darle toda la Gloria a Él….

Sabía que el Señor nos llamaba como matrimonio para servirle pero parecía que eso jamás llegaría, cada vez que se lo decía a Inés ella me contestaba diciendo que yo estaba loco, que era un cobarde que no quería asumir la realidad. Me llamaron de la Municipalidad de Lima a trabajar en la asesoría de Ingeniería de Transporte, esto alegró a Inés, pero a mi me entristeció porque pensaba que cada vez era menos posible que seamos lo que Dios nos pedía: un matrimonio católico evangelizador a tiempo completo.

 

  • La Gloria De Dios

Por fin a los diez meses de haber vuelto a casa una mañana del mes de octubre del año 2001 Inés me preguntó: “¿Crees que es por mi culpa que no estamos bien? Dímelo ¡¡¡”, le contesté : “Yo no te puedo juzgar, sólo sé que si Cristo es el centro de nuestro matrimonio todo sería diferente, estaríamos en paz, nuestros hijos se sanarían y las deudas estarían en manos de Dios”, ella hizo silencio y luego dijo: “Ok. Quédate este día con los niños, voy a orar sola a algún sitio, a ver que me dice Dios”, inmediatamente acepté su propuesta.

Al volver por la noche, Inés se secándose las lágrimas me dijo: “Perdóname, Dios me ha hablado, cuando quieras puedes renunciar al trabajo que tienes, me ha dicho que es verdad que nos llama a servirle, yo no lo quería aceptar antes, pero es verdad, te amo, perdóname por favor”. El día había llegado, mi director espiritual el P. Angelo Costa o.f.m. cap. me había dicho que el día que mi esposa estuviera de acuerdo podíamos iniciar nuestro ministerio, al día siguiente renuncié, no me querían aceptar la renuncia, quisieron aumentarme el sueldo, pero mi renuncia era irrevocable, la Gerente me dijo: “no sé para quien vas a trabajar ahora, pero debe ser alguien muy importante, no te olvides de mi, jálame”, sonreí y le conté que iba a ser misionero y que iba a depender sólo de Dios, primero se cuestionó y luego me dijo: “quien como tú que haz encontrado la manera de ser felíz”. El 5 de noviembre del 2001 fue un día especial para mi, desde mi conversión en 1987 no había experimentado tanta liberación.

 

  • La Bendición

Toda nuestra familia se nos vino encima “¿Quién va a construir tu casa?, ¿Quién va a pagar los estudios de sus hijos? ¿Quién les va a dar de comer ahora? ¿quién les va a comprar las medicinas?, etc. “. Ellos tenían razón, estábamos siendo “imprudentes” pero en nuestra oración el Señor nos decía que tenía nuestra economía en sus manos. Inés y yo estábamos en paz, caminando en fe, los niños se sanaron de asma y a los 4 meses de haber dado ese paso, el Señor empezó a construir nuestra casa, las deudas empezaron a pagarse de manera milagrosa, tomamos autoridad sobre todo obstáculo, pedimos al Señor que aumente nuestra fe y el servicio de música y predicación crecía cada vez más.

 

  • Hoy

Hoy tenemos motivos de discusión como muchos matrimonios, pero Cristo es el vencedor puesto que el amor todo lo vence, el perdón es una actitud diaria, ya que enfrentamos nuevas situaciones difíciles diariamente. Jesús sanó nuestras heridas respecto al matrimonio hasta donde somos concientes de ello, ya no quedan esos temores de que volveremos a hacernos daño como antes, Dios tuvo misericordia de nosotros.

Hemos aprendido a dialogar, a pesar de habernos preparado tanto anteriormente nos dimos cuenta que no sabíamos dialogar en sentimientos, en nuestra Iglesia Católica el Señor nos instruyó mediante el programa REMA.

Después de nuestra reconciliación nacieron David Josué y José Francisco algunos dicen que fue porque saqué el televisor del dormitorio, jeje, lo cierto es que fuimos restaurados por el amor y poder de nuestro Dios. La paz, el gozo que ahora tenemos es para compartirlo. Pasamos pruebas de todo tipo, y en cada una de ellas vemos que Dios nos sigue corrigiendo y formando, enseñándonos que no debemos dejar de confiar nunca en Él porque nos ama incondicionalmente y Él tiene nuestro salario (Is 49,6).

Nuestros niños se están formando en la Palabra de Dios, al respecto tenemos un CD titulado: “Cómo Formar Hijos Discípulos de Cristo”.

Somos misioneros, Dios nos sostiene a través de ofrendas y las venta del material evangelizador que tenemos, a veces no sabemos como se pagarán las cuentas pero sabemos que Dios las pagará porque trabajamos para Él y se encarga de la comida, estudios, ropa, medicinas, etc.

Agradecemos a nuestro asesor P. Angelo Costa OFM CAP por su amistad, tiempo y asesoramiento; a Monseñor P. Tomasi y Monseñor Raúl Chau, Obispos Auxiliares de Lima por su amistad, consejos y apoyo, a nuestra Comunidad Católica La Barca por su oración, correcciones y amor, a nuestras familias por su comprensión y apoyo, a nuestro siempre fiel Jesús y en especial a aquella persona que siempre estuvo rezando en silencio por nosotros y que hicimos nuestra madrina de matrimonio el día de nuestra Boda: nuestra mamita María, gracias Mami.

“El Señor es mi Pastor nada me falta” Sal 23,1

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Fil 4,13

“Dios dispone de todas las cosas para el bien de los que le aman” Rom 8,28

“El Señor tiene mi salario pues soy importante para Yahvé” Is 49,6

AMEN

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